Editorial Delirio en Post Scriptum

Editorial Delirio en Post Scriptum

editorial-delirioHemos hablado con Fabio de la Flor, el alma de Delirio, una editorial independiente fundada en Salamanca, que se atreve a publicar lo que le apetece, sin dejarse llevar por los imperantes criterios comerciales que rigen en tantas ocasiones el mercado editorial de hoy en día.

¿Cuál fue vuestro objetivo al fundar la editorial?

Somos más de principios que de finales. Así que los objetivos son relativos. Cambian casi a diario. Por lo general nos ponemos hitos cercanos, pequeñas zanahorias que podamos alcanzar. Con la liebre de nuestro canódromo siempre nos tomamos un Gin Tonic al caer la tarde. Hablamos de cuánto nos apetece correr al día siguiente, si es necesario ladrar, qué número de dorsal queremos llevar y acabamos descojonándonos de lo de la tortuga. Estamos tan íntimamente confabulados con nuestras metas desde el principio, que esto jamás ha parecido una carrera. Y de hecho no lo es. No tenemos ni idea de dónde nos lleva el paseíto.

¿Qué comporta exactamente estar construido sólidamente en la inconsciencia?

La inconsciencia siempre nos ha sonado vaporosa, etérea. Construir algo sólido en ella es algo paradójico, algunos dirán que es arriesgado, valiente, ambicioso. Otros que es directamente una gilipollez. Nuestro proyecto es puramente empírico: queremos saber si nuestros libros flotan en este mundo.

Dicen que son malos tiempos para la lírica y vosotros os atrevéis a publicar poesía… ¿existen todavía lectores para este género?

Pues el cálculo tendría que ser simple: debería haber tantos lectores de poesía como poetas.

Pero la fórmula es más compleja; no todos los conductores saben de mecánica, ni todos los fruteros saben plantar árboles. No todos tienen que comprar sus propias bujías ni trasplantar sus propios naranjos. De entre todas estas incógnitas, nosotros despejamos una: hay gente que al cambiar el carburador siente como si estuviera conduciendo, y hay personas que miman sus árboles como si probaran ya sus frutos, ésos son nuestros lectores; los que leyendo sienten que, en cierta medida, están también escribiendo.

Esta respuesta ha quedado bastante poética. Del género estomagante, por cierto.

Leer más aquí.